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Silvia Paneque, la consellera bajo el volcán de las infraestructuras en Cataluña
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Silvia Paneque, la consellera bajo el volcán de las infraestructuras en Cataluña

La gestión de las infraestructuras en Cataluña, de la AP7 a Cercanías, pasando por el corredor del Mediterráneo, se ha convertido en un caramelo envenenado para el PSC

Foto: Silvia Paneque en el Parlament dando explicaciones sobre la situación de Cercanías. (EFE)
Silvia Paneque en el Parlament dando explicaciones sobre la situación de Cercanías. (EFE)
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Silvia Paneque, recuerden ese nombre. Ganó las elecciones municipales en Girona para el PSC. Forzó un pacto del independentismo contra ella que entregó la alcaldía de la ciudad a la CUP. Cuando Salvador Illa llegó a la Generalitat, la nombró su consellera estrella: Territori, con lo que controlaría las áreas de Infraestructura, Vivienda y Transición Ecológica. Además, sería la portavoz del Govern. Su carácter tranquilo casaba con la intención de Illa de sosegar la política catalana. Ahora el mundo de las infraestructuras está en erupción y la consellera estrella se ha convertido en la consellera de los marrones: de los trenes de Cercanías al dimitido director general de Energía.

Paneque es víctima de un curioso síndrome de los catalanes: pensar que los independentistas no tienen malas ideas. Las tienen, tipo declarar la independencia e irse de fin de semana, como hizo Carles Puigdemont en octubre de 2017. La DUI salió mal porque era una idea malísima pero buena parte de Cataluña sigue pensando que la culpa fue de España o, en su defecto, del chachachá.

Un ejemplo: suprimir los peajes de la AP7. La gran campaña prolongada durante años que forjó líderes como Míriam Nogueras. Como el independentismo se abonó a esta queja, el conjunto de la sociedad acabó comprando que el final de los peajes era lo mejor que le podía pasar a Cataluña. En 2024 murieron seis personas en accidentes en la AP7. El año anterior fueron otros quince fallecidos. El límite de velocidad se ha rebajado a 100 km/h y para combatir los siniestros se aplicará un sistema de velocidad variable entre Maçanet de la Selva (Girona) y El Vendrell (Tarragona), en total 150 kilómetros. En la práctica, Cataluña ya no tiene peajes en la AP7 pero la AP7 ya no es una autopista. Se degrada el principal eje vertebrador del territorio. A pesar de la obviedad, nadie osa decir que suprimir los peajes fue una pésima idea.

Esta semana ha sido la semana de la crisis de Cercanías. Los trenes no llegan a la hora ni en Barcelona ni en Tarragona. Salvador Illa ha pedido disculpas. Junts ha forzado que el día 25 de marzo se celebre un pleno monográfico en el Parlament sobre Cercanías, en el que Illa tendrá que dar explicaciones. Y la CUP ha llegado a exigir la dimisión de Paneque.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d) y la portavoz de Junts per Catalunya, Míriam Nogueras, en la Moncloa. (EFE/Javier Lizón)

Situación absurda

La situación resulta absurda porque Illa y Paneque en Cercanías apenas tienen competencias para subir el volumen de la megafonía. Tendría sentido que comparecieran en el Parlament el ministro de Transportes, Óscar Puente, el presidente de Adif, Pedro Marco; o el presidente de Renfe, Álvaro Fernández Heredia. O si no tienen capacidad legal para traerlos a la Cámara catalana, forzar su presencia en el Congreso donde estarán obligados a cumplir, en lugar de eso juega a que el traspaso de 2009 fue real y no un paripé.

En el Congreso, Óscar Puente ya ha advertido que mientras se esté invirtiendo en las mejoras como en este momento –500 millones este año– la situación no mejorará. Quedan al menos dos años de calvario. Pero la ANC y Òmnium ya han convocado manifestaciones el 5 de abril ante las estaciones para protestar por el caos, como si fuese posible parar las inversiones para mejorar el servicio. Pero es el independentismo, intentando galvanizar al decaído movimiento a costa de un nuevo agravio, aunque lo alimenten sus malas ideas.

Foto: .El vicepresidente y portavoz de Junts, Josep Rius. (Europa Press/Junts)

Y aquí llega otra mala idea sobre infraestructuras: ERC aboga por el traspaso de Cercanías a la Generalitat y Salvador Illa ha seguido negociando en ese sentido para intentar ganarse a los republicanos como apoyo parlamentario. Es una mala idea, porque la pesadilla logística de una infraestructura que tiene que compartir Cercanías con el media distancia de las 11:00 h y el mercancías de las 17:00 h, operando sobre las mismas vías no puede acabar bien. Al contrario. Dentro de unos años, Cercanías en manos de la Generalitat será un agujero negro que habrá que financiar a costa de recortar en otros servicios públicos como la Sanidad o la Educación. La trampa se cierra sobre Paneque con la fuerza insondable de las malas ideas que no osan ser discutidas al provenir de prejuicios políticos.

Y todavía irá peor

Cualquier situación mala es susceptible de empeorar. Ante las constantes incidencias y el maltrato que sufren los usuarios del tren de Tarragona, la Plataforma Mercancías por el Interior advierte que la entrada en funcionamiento del tercer hilo supondrá el colapso de la vía, lo que se traducirá en un todavía peor servicio para los viajeros. Otra mala idea: el corredor del mediterráneo diseñado con el mínimo esfuerzo y sin contar ni siquiera con el preceptivo informe de Impacto Medioambiental pese haber estado financiado en buena parte con fondos europeos.

El paso de las mercancías por el corredor del Mediterráneo aumentará el colapso

Según la plataforma, la solución pasa por segregar el tráfico de mercancías, algunas peligrosas, y desviarlas por el interior para evitar la saturación y los riesgos sobre zonas densamente pobladas. Lo han hecho los vascos, planificando mejor.

La Plataforma Mercancías por el Interior asegura que la situación de caos y el maltrato que sufren los usuarios del ferrocarril de Tarragona por las continuas y reiteradas incidencias que un día sí y otro también afectan el servicio son solo el preludio de un problema que se agravará hasta hacerse insostenible en los próximos años y que se convertirá en la crónica de una muerte anunciada. La Administración pretende pasar del 4% de mercancías que hoy se trasladan por ferrocarril al 10% en el año 2030, lo que supondrá indefectiblemente en poco tiempo la saturación y el colapso de la línea costera. De nuevo, otra mala idea en la que se perseverará. Y la superconsellera Paneque cada vez más expuesta bajo el volcán, tal vez añorando los tiempos que sólo tenía que temer que el independentismo le hiciera el vacío en Girona.

Silvia Paneque, recuerden ese nombre. Ganó las elecciones municipales en Girona para el PSC. Forzó un pacto del independentismo contra ella que entregó la alcaldía de la ciudad a la CUP. Cuando Salvador Illa llegó a la Generalitat, la nombró su consellera estrella: Territori, con lo que controlaría las áreas de Infraestructura, Vivienda y Transición Ecológica. Además, sería la portavoz del Govern. Su carácter tranquilo casaba con la intención de Illa de sosegar la política catalana. Ahora el mundo de las infraestructuras está en erupción y la consellera estrella se ha convertido en la consellera de los marrones: de los trenes de Cercanías al dimitido director general de Energía.

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