Desorientación, alta temporalidad y "cultura de aislamiento": la realidad de los docentes empeora
Según un estudio, el 34% de los docentes de uno de cada cuatro centros con alumnado vulnerable no llevaba más de tres años trabajando en el mismo centro, lo que demuestra la inestabilidad en los claustros.
"Un mayor cansancio, un sentimiento de aislamiento y una desafección en una parte del profesorado". Esta es la principal conclusión del último informe del Centro de Políticas Económicas de la institución académica Esade (EsadeEcPol), El estado de la profesión docente, en el que se analiza la evolución de distintos aspectos en el entorno docente.
Desde poner el foco en las condiciones sociales del alumnado hasta arrojar luz sobre las condiciones laborales de la profesión docente, pasando por las dificultades en el proceso de atraer talento entre el profesorado, apoyarlo y fomentar su desarrollo a nivel profesional. Y en todos los casos, los resultados no son satisfactorios.
La investigación señala que el profesorado "es el factor escolar más determinante de la calidad de los sistemas educativos" y destaca que, en España, la profesión "vive un momento decisivo para la educación en las próximas décadas".
Aunque el análisis detalla que las condiciones laborales de los maestros son buenas en general, también evidencia que han empeorado en algunos frentes. Entre otros puntos, los salarios cayeron en la Gran Recesión, aunque se han recuperado a la par que otras profesiones.
Además, pese a que el número de horas lectivas del profesorado en España es similar al de la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), su calendario –más comprimido en meses– "tensiona su día a día". Y es que, según el informe, las condiciones laborales de este gremio son las mismas que hace 15 años.
Claustros inestables
De acuerdo a Esade, "en los centros educativos sigue existiendo una elevada temporalidad, especialmente en centros públicos, lo que perjudica enormemente el funcionamiento de las escuelas". Se evidencia que, en 2023, la tasa de temporalidad era del 28% en la escuela pública y del 14% en los centros concertados y privados.
Esta tasa de temporalidad muestra síntomas de ser "alta y regresiva". En 2018, el 34% de los docentes del 25% de los centros (una de cada cuatro escuelas) que reúne al alumnado más vulnerable llevaban menos de tres años trabajando en el mismo centro. Esta cifra se reduce hasta el 15% en aquellos colegios que contaban con una menor proporción de estudiantes vulnerables.
La temporalidad "alta y regresiva" se acentúa en centros con alumnado vulnerable
El informe hace énfasis en la urgencia de reducir la interinidad, con el objetivo de garantizar una estabilidad en los claustros que consiga "que los siete años de media que está el profesorado en la pública se acerquen a los 14 de la concertada".
Falta de preparación
El estudio advierte también de que la "inacción" de políticas docentes está teniendo consecuencias negativas sobre la atractividad de la profesión. Así, precisa que España es el país de la OCDE donde los docentes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) afirman estar menos preparados para enseñar en contextos de distintos niveles de aprendizaje.
Asimismo, en Educación Infantil (EI) y Educación Primaria Obligatoria (EPO) la competencia matemática y lectora del profesorado es menor que la de ESO, mientras la nota de corte en Magisterio apenas ha subido. Por otro lado, es cierto que la remuneración es más baja en EI y en EPO.
No obstante, en todas las etapas educativas prevalece una "cultura del aislamiento", en la cual los profesores no pueden aprender los unos de los otros. La observación docente por parte de profesorado de mayor experiencia es del 34,1% frente a un 81,4% de media de la OCDE.
Un alumnado cada vez más diverso y complejo
Las condiciones sociales del alumnado registran también un empeoramiento, en las que influye el deterioro de las condiciones laborales de los profesores. El análisis avisa de que la pobreza infantil ha subido un 5% desde 2018, lo que contrasta con la disminución de la pobreza de la población total y el crecimiento de la economía.
Además, la proporción de alumnado de origen migrante ha crecido considerablemente en casi medio millón de alumnos en la última década. Igualmente, la crisis de bienestar y salud mental también es notable, reflejada en un aumento de un 11% a un 20% de jóvenes de 15 años que sienten ansiedad una vez por semana entre 2018 y 2022.
Los educadores coinciden en que el profesorado se siente desorientado ante las demandas crecientes, entre las que se incluye el aumento de la población de origen migrante. A ello, se suma el clima de aprendizaje en las aulas, pues –según las pruebas TIMSS para EPO, y PISA para ESO– hay un deterioro de los indicadores que señalan demasiado ruido en el aula, o un aumento del tiempo que requiere el docente para poder comenzar la clase.
Cuatro medidas por el cambio
Para abordar estos retos que prometen complicar la situación docente en los próximos años, la investigación propone cuatro medidas para, entre otros objetivos, "atraer y retener a los mejores".
La primera se trata de desarrollar un programa anual de apoyo socioemocional y refuerzo individualizado en Matemáticas y Lectura para el alumnado de bajo desempeño y más vulnerable, por un valor de 1.200 millones de euros anuales.
"A pesar de que en los últimos años el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas han retomado programas de refuerzo como PROA+, el apoyo individualizado del alumnado está lejos del de otros países".
Según el informe PISA 2022, la proporción de centros que ofertan en la ESO clases adicionales de matemáticas es del 30,7%. Esta cifra está muy lejos del 65,6% de media de la UE y del 60% de la media de la OCDE.
El estudio apuesta también por garantizar una mayor estabilidad de los claustros en los centros educativos para mejorar su funcionamiento y el aprendizaje del alumnado, así como mejorar las condiciones laborales de entrada de los maestros de EI y EPO, asemejándolas a las de ESO.
En tercer lugar, recomienda elevar el prestigio y el atractivo del grado de Magisterio con una nota de corte más alta, mejorando la formación pedagógica inicial del profesorado de ESO. También sugiere instaurar un MIR (de al menos un año) para el profesorado, con el fin de incrementar la exigencia desde la entrada en la profesión.
Por último, el documento propone poner en marcha un sistema voluntario de evaluación e incentivos que promueva el crecimiento profesional del profesorado.
Estas sugerencias son lanzadas precisamente cuando el Ministerio de Educación ha iniciado las negociaciones con los sindicatos públicos para elaborar el Estatuto del Docente.
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